lunes, 5 de enero de 2009

Datos de Nochevieja

Ocio en Barcelona, noche de Fin de Año

En Nochevieja salimos a tomar algo. El objetivo era, tras las uvas, tomarnos una cervecita en algún local no demasiado atestado de gente, que no tuviera la música a volumen discoteca y... que no nos cobraran 30 euros por entrar.

Las calles estaban vacías aunque había barullo en los locales, en cuyas puertas colgaban carteles de "fiesta de Fin de Año, 35 euros", "música en directo, 25 euros", "tres ambientes, tres consumiciones, 40 euros"... Estuvimos dando vueltas casi una hora y media y, finalmente, nos tomamos la cerveza en casa.

Dicen que el sector del ocio está sufriendo los achaques de la crisis, que la gente no gasta tanto, ni sale tanto, ni consume tanto. Que me hubieran cobrado 5 euros por cada cerveza, casi que lo habría entendido, ¿pero 30 a cada uno por entrar? Era como si te dijesen: "si vas a estar aquí, hasta las 6.00 h, emborrachándote, consumiendo sin parar, pasa; si sólo quieres una cerveza, búscate otro sitio, que me ocupas una mesa".

La fiesta de Fin de Año ha pasado a ser propiedad de las macrofiestas. Puede que sea esa la razón por la que este año ha habido un 15% menos de público, se ha consumido un 30% menos de alcohol y se haya considerado una de las peores Nocheviejas de las tres últimas décadas: la gente se ha quedado en casa. Cuatro botellas en el súper, la música a toda leche y hasta que el cuerpo aguante. Luego, a casa en metro. Gasto total: unos diez euros por persona, transporte incluido.

Ahora que se ha conseguido el metro nocturno en fechas señaladas y no es necesario sacar el coche, aparcarlo y no beber para poder conducir, las cifras deberían haber aumentado... y mucho (al menos en la ciudad). Alguien no debe tener todos los datos actualizados, o es que muy pocos locales están asociados a Fecasarm (Federació Catalana d’Associacions d’Activitats Recreatives Musicals), una de las principales asociaciones de establecimientos de ocio nocturno de Catalunya, y la que ha expuesto los datos del descenso.

Pero las fiestas privadas no son sólo aquellas que se organizan en casa. Cualquiera que tenga un local puede organizar su propia fiesta: un bar pequeño, con sistemas de seguridad reducidos, locales no insonorizados y con un aforo limitado. Da igual. Cobro lo que quiero y organizo mi propia fiesta.

A eso, Fecasarm lo llama "competencia desleal". Para mí es, simplemente, aprovecharse del evento.

Visto en: La Vanguardia

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