La siesta es una de las señas de identidad de nuestro país. Esta costumbre es conocida en todo el mundo y en muchas partes la envidian. Se ha dicho que es beneficiosa para el corazón, para la memoria, para la relajación, y favorece el rendimiento laboral.
Pero no siempre llueve a gusto de todos. Un estudio realizado en la Universidad de Birmingham (Inglaterra) en colaboración con el hospital de Guangzhou (China) ha concluido que una cabezadita mediodía incrementa en un 26% las posibilidades de desarrollar diabetes de tipo 2. La razón que argumentan es que el sueño diurno afecta al sueño nocturno y dormir menos por la noche incrementa el riesgo de padecer esta enfermedad. De todos modos, siguen influyendo otros factores, como la genética, la edad y el sobrepeso. En el estudio han participado 16.480 personas.
Ya se sabía que alterar los patrones de sueño tiene relación con este tipo de diabetes, el más común. La gente que dormía la siesta de forma regular aumentaba la posibilidad de padecer la enfermedad, y la gente que ya la padecía necesitaba esos ratitos de descanso. Pero el estudio también indica que la gente que duerme al mediodía es menos activa y más propensa a sufrir insomnio por la noche.
Ahora que he conseguido poder hacer la siesta todos los días, con pijama, almohada y mantita, no van a conseguir que cambie mi nuevo hábito por muchos estudios e investigaciones que hagan.
Visto en: La Vanguardia
Archivado en: Salud y Bienestar
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martes, 17 de marzo de 2009
La siesta y la diabetes
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